La inteligencia humana y los dolores

Comencemos por definir qué es la inteligencia humana:

“la Inteligencia humana se define como la potencialidad de desarrollo cognoscitivo del sujeto en función de la solución de nuevos problemas, que consiste esencialmente en el grado de desarrollo de los procesos de análisis, síntesis y generalización”.

Dr. Diego Jorge González  Serra del Instituto Superior Pedagógico E. J. Varona

Así, podemos afirmar que esta gran cualidad nos diferencia del  resto de los mamíferos y nos otorga la capacidad de autonombrarnos el mamífero más LISTO de todos. Y sí, señores, os he llamado a todos animales mamíferos.

Y diréis, ¿qué tiene esto que ver con los dolores? os contesto de una manera muy fácil y breve, TODO. ¿Quién ha visto a algún animal de la especie que sea, levantarse todos los días a la misma hora para ir al mismo sitio a realizar la misma tarea durante muchas horas?

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Exacto ninguno.

Somos tan listos y tan inteligentes que se nos olvida lo mas elemental: movernos, saltar, correr, agacharnos, arrastrarnos, estirarnos y mil cosas. La evolución humana nos ha llevado a la comodidad, a la atrofia, a las malas posturas.

Os invito a ser menos racionales, menos inteligentes y vivir e imitar más a los perros, gatos, monos, delfines… Apaguemos las televisiones, discutamos con el sofá y divorciémonos de él, olvidemos tanto siglo XXI, tanta tecnología y tanto coche y salgamos a las calles a andar, vayamos a los ríos, a las montañas, recuperemos la vida saludable, y que no se me entienda por saludable tener que ir al gimnasio dos horas, tu mejor gimnasio es la calle y el mejor material para entrenar es tu cuerpo.

En resumen, después de este rollo podemos deducir que una de las causas del dolor es la falta de movimiento, así que recetaros el mejor y más potente medicamento, MUÉVETE.

Ante cualquier duda, no dejéis de pasaros por la clínica Phyos y estaremos encantados de ayudaros en vuestra nueva vida.

Pd: Os recomiendo la lectura de un libro muy interesante donde se desarrolla este pensamiento de José Enrique Campillo Álvarez, EL MONO OBESO